Tenemos aquí un juego bueno, pero que no ha logrado aprovechar todo su potencial. Cuando surgió la franquicia, en el 2002, la jornada de Tommy Angelo ha llamado la atención de los gamers por su narrativa interesante al traer mecánicas similares de otros grandes títulos del mundo abierto de la época.

Esta fórmula se ha convertido en la base de los capítulos siguientes de la serie, aunque la narrativa de la franquicia continúe fuerte, su jugabilidad todavía sigue los mismos padrones desde hace 14 años. Y si ellas ya se presentaban demasiado viejas en 2010, cuando hemos acompañado la saga de Vito Scaletta, ¡imagínate cómo nos parece ahora!

Sin embargo, sería una injusticia decir que Hangar 13 sólo “ha seguido una fórmula” en Mafia III. Para una desarrolladora que ha trabajado en su primer juego, el estudio californiano logró traer ideas interesantes e incluso sorprendentes al título.

El videojuego se pasa en New Bordeaux, que es una representación muy interesante de Nueva Orleans del final de los años 1960, enfocando con fidelidad la arquitectura, la musicalidad y especialmente las ideologías que marcaron los Estados Unidos de aquella época. Cada uno de sus distritos tiene características propias, con arquitectura y rutinas distintas, ya que cuanto más nos acercamos de la región central y más rica de la ciudad, más eficiente es la policía local y menos personas negras caminan por las calles, lo que marca también la desigualdad social de aquel tiempo.

Mafia III

Redacción Games4U

Mafia III

Controlamos un joven negro en una década en que el racismo actuaba explícitamente en la sociedad y eso se muestra durante todo el juego, tanto en los dibujos como en el gameplay, a veces por la manera como las personas brancas nos miran en la calle, por la desconfianza de los policías o por la manera como somos tratados en algunos sitios comerciales.

Pero el videojuego enfoca también en aspectos positivos de la época, como su musicalidad, reuniendo algunos de los grandes clásicos de la década y que animan la aventura de forma impecable. No es difícil encontrar un momento donde la música parece engancharse perfectamente con lo que está sucediendo en la pantalla, y eso no pasa sólo durante las cutscenes, sino también durante los juegos de baraja. Imagínate andar de lancha por el río escuchando Rollin' on a River, de Creedence Clearwater Revival...

Afortunadamente, la narrativa del juego es tan fuerte cuanto su ambientación. Hemos acompañado la historia de Lincoln Clay, un joven negro que acaba de volver de la Guerra del Vietnam. Tras involucrarse con el crimen, él es traicionado por la mafia local, que mata todas las personas que un día le fueron importantes, empezando una sangrienta trayectoria de venganza. La historia del videojuego pasa como si fuera un documentario, donde algunos de los personajes que encontramos durante el juego narran los acontecimientos y dan sus opiniones acerca de la historia de venganza de Lincoln.

El guion del videojuego examina sus personajes con competencia, y al lado de un excelente trabajo de doblaje y actuación, resulta en algunos momentos verdaderamente emocionantes. Lincoln también es tratado con cuidado, para que el jugador conozca su naturaleza leal y peligrosa, se enterando de las motivaciones que impulsan sus acciones.

Desafortunadamente, la jugabilidad es el gran “talón de Aquiles” del videojuego. Básicamente nuestro objetivo es asumir el control de los diversos distritos de la ciudad y entregarlos a nuestros asistentes, aumentando nuestra influencia y ganando ventajas durante el gameplay, lo que sería más interesante si acaso las misiones no fueran tan repetitivas.

Siempre estamos haciendo las mismas cosas durante todo el juego, cumpliendo misiones que se resumen básicamente a matar un montón de personas hasta eliminar el guardia principal, destruir una carga, robar dinero, disminuyendo la influencia criminosa en el sitio hasta que sea posible eliminar el jefe principal del barrio.

No tarda mucho para sentirnos aquel sentimiento de repetición y la única cosa que nos impide de abandonar el juego es su historia y el sistema de combate eficiente, que trae una cantidad satisfactoria de armas y un modo de furtividad bastante sencillo, pero que funciona y resulta en combates divertidos aunque sin mucha profundidad.  

Lo que realmente decepciona en Mafia III es que no tenemos otra manera de interactuar en la ciudad que no sea disparando contra alguien. New Bordeaux debería ofrecer más opciones al jugador que matanzas sin fin y un montón de artículos que se puede compilar y, al final, la ciudad es tan interesante cuanto una pintura: puedes disfrutar de su belleza, pero nunca interactuar con ella.

A pesar de todo el trabajo necesario para construir el pueblo y crear una ambientación para ella, no hay un motivo para Mafia III ser ambientado en un “mundo abierto”, lo que es un derroche gigante de un escenario que tanto tiene a ofrecer visual, musical y culturalmente.

La Hangar 13 se centró demasiadamente en mecánicas muy simples y poco interesantes, en lugar de proponer sistemas mejores o más divertidos para el jugador. ¿Por qué me importaría que una persona llamara a la policía mientras yo puedo robar un coche y luego estar muy lejos cuando lleguen las autoridades? ¿Para qué un hombre puede amenazarme en su tienda mientras hago una recarga de mis vidas?  

Estos son apenas algunos ejemplos de las mecánicas débiles que están presentes en el videojuego y lo digo sin peso de la conciencia. Las cambiaría por la posibilidad de pilotar una moto en lugar de usar apenas coches, comprar una ropa chévere o simplemente usar un fast travel para cruzar largas distancias para cumplir una misión en la que ya estoy cansado de hacerla.

Caminar por una ciudad inmensa buscado alguien para matar podría ser suficiente en 2002, pero ya no es así. Mafia III necesita actualizarse, aprender con sus errores y evolucionar su fórmula, que ya está muy repetitiva desde hace 10 años.