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Si Mother Russia Bleeds tiene un objetivo, desde luego no es hacer amigos. Los paralelismos con la escena del desarrollo independiente son sorprendentes: la actitud, la rebeldía, la economía de medios, la tendencia de la industria y el establishment a fagocitar cualquier subcultura que pueda generar dinero e incluso esa posterior ola de bandas que se subieron al carro quedándose en lo superficial y entendiendo que aquello solo se basaba en tocar muy rápido y llevar pintas guapas.
De entre todo ese conglomerado, Mother Russia Bleeds vendría a ser algo muy parecido a Sid Vicious: un señor que se paseaba por Londres con esvásticas grapadas sobre la chupa únicamente para asustar a las viejas. De hecho, y hablo por experiencia propia, os sorprendería comprobar las reacciones que provoca una camiseta con su logotipo (una hoz y una jeringuilla, nada más y nada menos) en una calle promedio del Madrid actual. Sin embargo, a Mother Russia Bleeds parece sucederle como al bueno de Sid: en el fondo toda esa simbología carece de significado, y Rusia, el comunismo, o el estado actual de las repúblicas post soviéticas no podrían importarle menos. Su única intención, de nuevo, es hacer girar unas cuantas cabezas, y arrancar otras tantas por el camino.