Este es un videojuego que me sorprendió. Al contrario de la mayoría de las secuelas, que simplemente expanden algunas de sus características – partiendo de la lógica distorsionada de que, si algo es mayor, también será mejor – la continuación de la franquicia creada por Shinji Mikami sigue por otro camino en el intento de ofrecer una experiencia un poco distinta de su predecesor.

Volvemos a controlar al detective Sebastian Castelianos, que tras pasar por los eventos traumáticos del primer videojuego, acaba en el fondo del pozo. Ya no le hacen caso y anda borracho, luego se ve chantajeado por la corporación Mobius a entrar de nuevo en el STEAM, una máquina que lo transporta a una simulación donde la mente de varias personas están conectadas – algo muy parecido al concepto de la película Matrix. La máquina fue la causa de las desventuras de Castelianos en el videojuego anterior y ahí uno se pregunta: ¿Por qué entraría voluntariamente en una trampa de éstas? La respuesta es que Sebastian descubre que su hijita, dada por muerta, en realidad está viva y perdida en la ciudad ficticia que el STEAM creó, llamada Union.

Sin alternativa, nuestro héroe entra en la máquina y pasa a buscar a la hija en esta ciudad, lo que no sería un gran problema si el lugar no fuera controlado por un psicópata y estuviera infestado de criaturas asesinas.

La historia de The Evil Within 2 tiene sus problemas, como los diálogos débiles y el pésimo desarrollo de sus villanos, pero también existen méritos allí y el principal de ellos está en la construcción de su protagonista. Visualmente más débil y viejo, Sebastian es un héroe con un arco narrativo muy bien definido en el videojuego, pasando de un hombre cargado por la culpa, para un héroe que busca la redención al intentar encontrar a su hija.

Aunque el doblaje sea muy malo, el juego busca dar una profundidad a su héroe, explorando su pasado y los sentimientos de culpa que lo persiguen, además de mostrar que los horrores que enfrentó en el juego anterior le dejaron marcas en su vida y que, a pesar de terrible, su actual aventura trae una madurez en su personalidad.

Al final, Sebastian es un personaje que es afectado por los acontecimientos de su vida y esto es más de lo que podemos decir de la mayoría de los héroes en los juegos.

BUSCANDO ALGO EN LAS CASAS DE LOS DEMÁS

Mientras explorar una casa aparentemente vacía podía simplemente traer algunos recursos importantes, entrar en otra residencia acababa llevándome a una especie de dimensión paralela, donde participaba de un tenso “juego de gato y ratón” con una entidad de muy mala cara.

Una lástima que Union sea una ciudad visualmente pobre. A pesar de la evolución gráfica, el concepto artístico del juego no evolucionó y se puede decir que retrocedió si lo comparamos al juego anterior, que presentaba ambientes más interesantes y perturbadores, lo que es un derroche gigante cuando pensamos en el potencial visual que podría traer este título.

Estamos en un mundo que es habitado y, hasta cierto punto, controlado por la mente de un psicópata, un concepto que ya fue muy bien explorado en franquicias como La Hora de la Pesadilla y en películas como La Cela, pero que aquí es mal utilizado por falta de imaginación en la composición de los escenarios. Si uno de los villanos es un asesino con un gusto especial por registrar imágenes macabras, el juego nos presenta un monstruo en forma de cámara o pone el jugador en una sala o corredor lleno de retratos con personas muertas o imágenes distorsionadas. Aburrido y previsible.

A pesar de todo, The Evil Within 2 es una experiencia sólida. Aunque tenga problemas técnicos evidentes, la jornada de Sebastian Castelianos viene cargada de una buena dosis de sorpresas agradables, con una ambientación convincente (a pesar de visualmente aburrida) y una historia que cierra muy bien la jornada de su héroe – pero que deja algunas pistas que se pueden utilizar en alguna continuación.

(Rafael Barbosa)