Cuphead es un videojuego único. La idea de los novatos del Studio MDHR en producir un juego basado en las animaciones de los años 1930 es tan increíble que el hecho de que el tema no sea tan utilizado en la industria de los juegos es realmente sorprendente. La última vez que vimos un juego aprovechar este concepto fue en 1994, en el muy querido Mickey Mania.

Es una apuesta atrevida y que ya tiene resultados, pues el juego no sólo está vendiendo muy bien, superando la marca de un millón de unidades, como también ha recibido varias felicitaciones y provocado muchas discusiones.

El juego cuenta la historia de los compañeros Cuphead y Mugman, que después de perder sus almas al diablo, tratan de salvarse viajando por el mundo y recogiendo almas para el satán. A la primera mirada, el “señor del infierno” es muy bueno en adquirir almas, pero no tan competente cuando es necesario recogerlas, enviando a la pareja en un viaje por el mundo para cobrar la deuda de aquellos que también vendieron sus espíritus, pero que desistieron en el momento de entregarlos.

Así el juego sigue una estructura que se compone básicamente de luchas contra jefes, en una aventura que tiene mucho carisma, principalmente por la calidad visual. El cuidado del juego en retratar el estilo artístico de los dibujos de la década de 1930 es sorprendente, pues el título se preocupa no sólo en copiar el estilo de las animaciones de aquella época, sino también en capturar su esencia.

El diseño casi infantil de los personajes le trae algo un tanto siniestro en sus concepciones, la forma en que se mueven (como si no tuvieran articulaciones) y la fuerte presencia del humor negro y del surrealismo son algunas de las características más destacadas de la “era de oro de las animaciones”, que se recrean aquí con perfección.

Cuphead

Redacción Games4U

Cuphead

No me gusta la apariencia de los protagonistas, pero todos los demás personajes del juego tienen mucho carisma y el mundo donde habitan es verdaderamente atractivo y cargado de un aire nostálgico encantador, gracias al tratamiento audio/visual del juego, con su filtro que trae una apariencia envejecida a las imágenes, con características y rasgos antiguos de los televisores de tubo.

Pero además del título ser visualmente impecable, es en su banda sonora que está uno de sus elementos más cautivantes. Los temas instrumentales siguen un ritmo animado y de urgencia que embala con perfección la aventura y las canciones cantadas son maravillosas y reflejan con perfección el estilo de los años 1930, con rasgos de jazz y la utilización de corales. La música se queda con nosotros y confieso que estoy cantando la canción tema del “king Dice” mientras escribo este texto.

Pero Cuphead no es sólo una “cara bonita”: es un juego muy competente en su propuesta. A pesar de tener casi exclusivamente batallas contra jefes y de básicamente estar siempre tirando y saltando, los enfrentamientos en cada etapa son siempre variados ya que cada enemigo va a exigir una estrategia diferente del jugador, que es desafiado de forma tan intensa que siempre se queda con el “corazón en la boca” al final de una batalla.

Con un ritmo alucinante, la forma como tenemos diversos tipos de disparos, habilidad y especiales a nuestro alcance también proponen un nivel de complejidad y estrategia que no estamos acostumbrados a ver en un juego de este género, lo que convierte Cuphead en un título muy divertido de jugar, es decir, al menos si logras superar las frustraciones constantes causadas por el nivel de dificultad del juego.

(Rafael Barbosa)